La Medicina en las Guerras de Colombia.

Siglos XIX- XX- XXI 

Autor: Rueda González Ricardo

Fragmento

La Guerra de los Mil Días Las batallas de la Guerra de los Mil Días no pueden considerarse como tales, sino como una serie de combates aislados en el tiempo y en la distancia. En ellos no hubo una verdadera estrategia militar, sino una serie de actos de astucia, destrezas y actitudes en el engaño, sorpresas extraordinarias, producto no de la inteligencia ni de la genialidad del arte de la guerra, sino de la desesperación, de la venganza y de situaciones graves inesperadas. Los combatientes de esta larga y cruenta guerra, tanto del bando gobiernista como del revolucionario, utilizaron en sus enfrentamientos una gran variedad de armas. En el caso de las de fuego se emplearon desde rifles de percusión y aquellas construidas por armeros de provincia conocidas por el nombre popular de escopetas de “fisto”, hasta modernos fusiles de precisión. A las principales marcas de fusiles, que no todos los combatientes de lado y lado podían tener y manejar, se unieron otras armas que lindaban con el arcaísmo bélico como hondas, piedras, garrotes, perreros o simples palos ausados en forma de lanza o cuchillo para conferirles mayor agresividad y causar un mayor daño al cuerpo del agredido. Los historiadores señalan que la honda fue un arma que sirvió en las guerras colombianas dada la popularidad que tenía entre los campesinos de algunas regiones del país. Fue utilizada no solamente para propulsar piedras de mediano tamaño sino también como arma incendiaria pues con ella podían lanzarse cartuchos de pólvora y azufre; así mismo, en ocasiones fue usada para lanzar cartuchos de dinamita y peligrosas granadas de confección casera. Su utilización en la guerra no tuvo muchos adeptos por el alto riesgo que representaba su manejo, tanto para el lanzador como para sus compañeros de grupo. Los giros necesarios para propulsar el proyectil aceleraban la combustión de la mecha, lo cual modificaba todos los cálculos de sus fabricantes, y hacía que pudiera estallar antes de ser expulsado.

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2007-11-24   |   828 visitas   |   Evalua este artículo 0 valoraciones

Vol. 28 Núm.3. Septiembre 2006 Pags. 102-110 Medicina Ac. Col. 2006; 28(3)