La pareja humana

Autor: Villar Gaviria Alvaro

Fragmento

Hay un vector primordial que ha estado en mí desde siempre –quizás adquirido a través de algunos de mis genes: la curiosidad, que me condujo, hace ya muchos años, a indagar por cuanto me rodea; que desde luego comprendía los seres humanos. Es en esa saga metafórica donde se entreveran los recuerdos, en los múltiples avatares y en las vicisitudes, unidos confusamente en la memoria, sin hilación alguna. Pero bien, se que debo concretarme en un intento, no siempre logrado, de escapar de la asociación libre. Ese intento, que es impuesto por la pertinacia, es la dicha curiosidad acerca de cómo ocurren las cosas en los seres humanos, es decir, de la fisiología. Pero resulta que no hay una enseñanza universitaria con ese referente exclusivo. Así, hube de comenzar los estudios de medicina, que me ofrecieron esa oportunidad inicial. Pero con esos conocimientos no podía hacer nada –si acaso enseñarlos en un hipotético auditorio. Al mismo tiempo se me abrieron las posibilidades de continuar y de terminan una carrera que –en su casi totalidad- resultó apasionante. Y aprendí no sólo cómo funcionamos los seres humanos, sino cómo y por qué –al menos en muchos casos- nos enfermamos. Y también, entre otros tantos, cada vez en mayor medida, podemos tomar parte en la mejoría o en la curación. Mas luego –y no podía ser de otra manera- la misma curiosidad me condujo al intento –muchos años sumergidos en lo vano- de comprender cómo y por qué ocurren los hechos en esa abstracción convencional que llamamos la mente. La terrible experiencia frenocomial, matizada en buena hora, por la calidez de los colegas, por su humanismo resistente al influjo del entorno, me enseñó muchas cosas que luego he necesitado olvidar en la medida de lo posible, dentro de la bruma cómplice de la memoria. Una de ellas, que abandone antes de dos décadas, fue en parte el trabajo individualista, el carácter lineal de las enseñanzas de la medicina, luego el incoherente de la psiquiatría tradicional, que vino a ser transformado por el entrenamiento en psicoanálisis. Todo –me enseñaron- ocurría dentro de las personas. Las condiciones ambientales del mismo Hospital –llamado como el denigrante nombre de Asilo- no importaban. También las referencias a la clase social, a las circunstancias de sus vidas y del lugar de nacimiento, con sus peculiaridades.

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2008-03-27   |   1,811 visitas   |   Evalua este artículo 0 valoraciones

Vol. 22 Núm.3. Diciembre 2000 Pags. 163-181 Medicina Ac. Col. 2000; 22(3)