Sentido antropológico de la medicina y del hospital.

Parte 2 

Autor: Soto Posada Gonzalo

Fragmento

ISIDORO DE SEVILLA E HILDEGARDA DE BILGEN Al acercarnos a estos dos pensadores medievales lo hacemos, no con una intención arqueológica de erudición y meros datos de paleógrafo, sino para hacerlos resonar en el aquí y ahora de nuestra situación. Isidoro consagra el libro IV de sus Etimologías a la medicina; no aparece para nada la idea de posesión diabólica ni exorcismo. En cambio, sí aparece la tesis de la medicina como ejercicio del modus, que es su etimología de medicina, ya comentada. Modus es límite, moderación, equilibrio, evitar el exceso y el defecto, proporción, unidad de contrarios, medida, cadencia, templanza, cantidad razonable, consonancia, armonía. El santo ya lo sabía por sus contactos con el poeta latino Horacio: “est modus in rebus: sunt certi et denique fines quos ultra citraque nequit consistere recto”: todas las cosas tienen su medida y proporción. Los fines de todas ellas están determinados, de modo que su rectitud no puede estar más allá o más acá de este límite justo”. Su estimado Agustín es un modelo para pensar este modus. En su De vita beata, Agustín lo determina como templanza y frugalidad. Cicerón le sirve al nacido en Tagaste y luego obispo de Hipona, para determinar la esencia del modus: “cada quien elija como quiera. Por mi parte, yo juzgo que la frugalidad, esto es, la moderación y la templanza, es la más excelsa de las virtudes”. Y agrega Agustín: “La moderación proviene de modus y la templanza de temperies. Modus significa medida, límite conveniente. Temperies es justa proporción, equilibrio. Donde hay medida y proporción no hay exceso ni defecto, nada sobra ni falta. Aquí esta la plenitud”. En definitiva, el modus es el célebre “nada en demasía”. Este “nada en demasía” es proverbial en la reflexión filosófica griega y cristiana.

Palabras clave: .

2009-05-15   |   1,348 visitas   |   Evalua este artículo 0 valoraciones

Vol. 27 Núm.2. Julio-Diciembre 2008 Pags. 152-161. Med UPB 2008; 27(2)