Fragmento

Es la afectación periférica del séptimo par craneal debido a un proceso inflamatorio que estrangula este nervio al emerger por el agujero estilomastoideo, dando como consecuencia una parálisis facial, la cual puede ser parcial o completa; la atención médica debe hacerse durante las primeras horas para evitar secuelas, como el espasmo hemifacial posparalítico, contracciones involuntarias en la cara. Su frecuencia aumenta con la edad, hasta los 40 años en que se mantiene, desciende y llega a ser rara después de los 75 años; no hay predominio de sexo ni raza. La demanda de atención es alta entre la población económicamente activa, pues en 2007 hubo 785 mil 551 solicitudes en el Sector Salud por este motivo en México, de acuerdo con datos de la División Técnica de Información Estadística en Salud. Además de disminuir la fuerza de los músculos de la gesticulación de la mitad de la cara que involucran la frente, otros síntomas característicos son: ageusia, hiperacusia provocada por parálisis del nervio estapedial, dolor retroauricular, epifora o falta de oclusión completa de los párpados, que puede provocar ulceración de la córnea y peligro de pérdida severa de la visión. El séptimo nervio es mixto, posee fibras sensitivas y autonómicas; o sea que además de tener control de los nervios faciales también manda señales tanto para las glándulas salivales como lagrimales, si vemos que estas glándulas también están afectadas, indica que hay áreas más profundas involucradas —hacia el cerebro— lo cual hace un diagnóstico diferencial, porque esto regularmente no sucede en la parálisis de Bell pura. Por tanto, el diagnóstico lo hacemos en la clínica y nos apoyamos con estudios generales y con la historia clínica del paciente porque hay enfermedades como diabetes, hipertensión e hipercolesterolemia, que ocasionan problemas vasculares por aterosclerosis o neuropatías, que son un factor de riesgo para la parálisis facial.

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2012-11-23   |   801 visitas   |   Evalua este artículo 0 valoraciones

Vol. 35 Núm.420. Noviembre 2012 Pags. 9 Prescripción Médica 2012; 35(420)